Biotecyl, el cluster de Salud de Castilla y León, respaldará el desarrollo de pequeños proyectos sanitarios, con base tecnológica, gracias a su adhesión al fondo de capital riesgo Innohealth, a través del que se ofertan 48 millones de euros (que podrían llegar a 60), para la financiación de pymes del sector sanitario. Estos serían mentorizados por Biotecyl y el fondo para obtener el mejor fin posible: su salida al mercado.
La gerente de Biotecyl, Ana Victoria Pérez, explica en declaraciones a Ical, que los diferentes importes de este fondo serían ofrecidos a empresas, centros de investigación y biotecnológicas de todas las comunidades autónomas. ¿Por qué así? “La razón es que engloban empresas innovadoras, que tienen interés en invertir en salud y desarrollar productos y servicios de base tecnológica, tanto si son puramente digitales como si están basadas en biotecnología”, argumenta.
A este fondo podrá acceder cualquier entidad de Castilla y León, a través de Biotecyl, que presente un proyecto “que resulte interesante”. Al respecto, confió en que a finales de este año se constituya este fondo, que más tarde puede completarse con financiación europea. Innohealth está participado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), entidad que deberá dar luz verde a su viabilidad por criterios de interés.
Las empresas que presentan proyectos deben tener los proyectos en fases muy incipientes, principalmente que hayan surgido de universidades o centros tecnológicos o pequeñas sociedades que “requieren una inversión importante”. “Es un sector cuyos conocimientos éticos o legales para poner un servicio en el mercado suponen un procedimiento tedioso y costoso; e inversiones contenidas en el tiempo. De ahí que un apoyo financiero a entidades que están empezando sea importante y muchas veces vinculadas a Sacyl, como equipos en hospitales”, defendió.
Por ello, Pérez señaló que se trata de una herramienta de financiación que se intenta “dinamizar a través del cluster”. “Conocemos casos en la Comunidad que no pueden salir adelante por falta de financiación”, sostuvo la gerente de Biotecyl, quien habló de iniciativas sobre diagnóstico precoz de enfermedades, aislados para productos farmacéuticos y desarrollos tecnológicos del procesamiento masivo de datos de pacientes, que “requieren un tiempo de maduración importante y necesita este apoyo financiero para tener una oportunidad de llegar a mercado”, comentó.
Al respecto, informó de que algunos de ellos están ahora siendo “cortejados” por empresas alemanas y de otros países, pero algunos investigadores “no tienen la experiencia y no se animan a dar el salto al mundo empresarial, con lo que es importante que se haga una mentorización”.
En este sentido, apeló a la importancia de la investigación en Castilla y León, que tiene cuatro universidades públicas, más de 14 centros de investigación y numerosos estudiantes que “el sistema puede absorber”.
El ejemplo del Hospital de León
Entre los ejemplos que podrían financiarse con este fondo, prosigue Pérez, destaca uno en el Hospital de León, que cuentan con base de datos de pacientes con patologías muy bien documentadas y con una trayectoria casi desde los años 70, “algo difícil de encontrar en Europa”: “Trabajar eso permitiría crear una herramienta a través de inteligencia digital que predeciría cuales serían los escenarios en cuanto a prevalencia de enfermedades que determinados cortes de población podrán tener”. Es decir, en otros territorios europeos similares a la provincia leonesa, con hábitos de vida parecidos, se podría prever lo que podría suceder. “Si el resultado es que podemos tener muchos cáncer de colón, podemos optimizar la gestión de la asistencia sanitaria y ahorrar costes; y evitar el desarrollo de enfermedades que se identifican a tiempo, mejorar la calidad de vida del paciente o identificar o cohortes de pacientes que pueden ser susceptibles de incluirse en un ensayo clínico para un nuevo tratamiento”.
Esto es posible por la gran cantidad de datos con los que cuenta el centro leonés, muchos de ellos recogidos a mano hace medio siglo, pero también porque es, al igual que el resto de la Comunidad, la región más extensa de la UE, que cuenta con población más envejecida. “Podemos decir que somos un buen ejemplo de lo que serán muchas regiones europeas en 20 o 30 años. Si tenemos datos de cómo han evolucionado determinadas enfermedades aquí, con registros desde los años 70, nos puede llevar a estimaciones, a través de cálculos matemáticos recogidos en la inteligencia artificial”, desgrana.
Entre esas similitudes se encuentra, por ejemplo, la población caucásica, con rasgos europeos o indoeuropeos, “muy parecidos a los de aquí, obviamente cambiando algunos hábitos, pero pueden ser muy asimilables”. Entre las diferencias, que hay que tener en cuenta, el consumo de alcohol o la distinta práctica de ejercicio, pero ello puede ayudar a hacer “predicciones acerca de muchas derivaciones en otras zonas de Europa”. Si esto se aplica a la Europa Mediterránea (Portugal, Italia y Grecia), los datos contarán “con más fiabilidad y dará un pronóstico más acertado, pero no significa que no sea válido parea otros territorios”, desvela Pérez.
Los grupos de investigación del Hospital que se dedican a la gestión de datos son conscientes del “potencial” que tienen con esta información y buscan esa financiación que les permita “conocer hasta qué punto la estandarización de esos datos puede ser la base para el desarrollo de estas tecnologías”.
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